Experiencias del Sendero

(...) La tarde que me explicaron la cuestión de la ley del karma, el asunto de la reencarnación y algunas explicaciones de por qué nos pasa lo que nos pasa, sentí que se me abría la cabeza. Considero ese día como uno de las más importantes de mi vida, pues la apertura que se produjo en mí, fue lo que me llevó a continuar profundizando e investigando sobre todo estos asuntos del mundo invisible. (...)

(...)Cierta noche, en que estaba relajándome, seguramente para intentar una proyección astral, tuve otra demostración. Sin siquiera pedirlo conscientemente aparecieron 3 pequeñas luces. Toda la habitación estaba en penumbras, la madre de mis hijos durmiendo, yo atento a mi relajación...cuando de repente aparecieron estas luces. Al principio no hice caso pues pensé que era el reflejo de las luces y los faros de los autos que pasaban por la calle (el departamento daba a la calle en un 2º piso).
Hasta que cerré los ojos, y para mi sorpresa, ¡seguía viendo las luces!! Pero no como un fantasma o como una sombra como ocurre cuando miramos directamente a una fuente de luz y cerramos los ojos. ¡Yo veía lo mismo, con los ojos abiertos que con los ojos cerrados!! No podía dar crédito a lo que estaba percibiendo.
Al cabo de unos minutos, comenzaron a moverse en la habitación para desaparecer luego tan misteriosamente como habían llegado.

Mi cabeza científica buscaba las luces que llegaban de la calle y trataba de explicar coherentemente el suceso. Pero lo que no podía explicarme era el hecho de verlas con los ojos cerrados.
Tenía que acostumbrarme a no buscar explicaciones a través de la mente concreta, esto es, en la experiencia pasada. Lo nuevo, se llama así, precisamente porque no posee nada de lo viejo, del pasado. (...)

Del Libro Experiencias del Sendero, de Marcelo Galante

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